sábado, 27 de diciembre de 2014

Ese pequeño rincón personal...

Recomiendo escuchar esta canción mientras se lee la entrada.
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 A menudo, cuando nada de lo que me rodea llama mi atención, hago un pequeño retiro personal en un rinconcito alejado de todo ruido, de incluso mi ruido interior que es el que más alto resuena en mi largo eco. Siempre voy solo, en realidad lo necesito. Allí estoy eso, solo pero acompañado de la naturaleza, la que me recuerda qué soy realmente, y que debo de bajar la mirada más a menudo a contemplar la belleza de aquello que piso a veces sin prestar demasiada atención.


Hoy ha sido un día de esos, en los que necesitaba alejarme y centrarme en la nada y en todo a la vez. Recostado en una piedra que sabe el nombre de mis lamentaciones más secretas, mientras miraba el reflejo de los últimos rayos de sol en el agua, he visto en pergamino de oro escrito todo lo que sé hace demasiado. Errores personales, aciertos que dibujan una sonrisa en mi corazón, espontaneidad en decisiones que jamás pensé que haría, nombres, miradas, recuerdos...

Allí me siento como en casa, en una casa en la que realmente puedo ser yo sin tener que soportar el dolor silencioso de miradas ajenas en la cercanía, en este rincón, que sabe a momentos mejores, me libero de toda norma preestablecida, el tiempo pierde sus leyes físicas y se apoderan del ambiente las fuerzas de lo espiritual, las emociones juegan un papel importante, si... me siento como en casa, mi hogar del que apenas puedo hablar. Los "¿dónde vas otra vez?" son respondidos con una media sonrisa y una mirada fugaz al suelo. Qué difícil es hacer entender lo que solo se expresa a través del silencio.

Este es mi pequeño reino en la tierra donde guardo grandes verdades y alguna mirada perdida hacia un infinito que anhelo acariciar alguna vez. No necesito demasiado, en general en mi vida tampoco aunque los que crean conocerme solo se fijen en unas apariencias barnizadas por las ganas de hacer ver que soy "normal" en un mundo de locos. Nada más absurdo.

No... no necesito demasiado, no más que un loco que busca felicidad en una vida que parece que parpadea con demasiado descontrol. Los pilares que sujetan mi bienestar en esta realidad son las leyes básicas de la sonrisa perpetua para casi toda la humanidad. Aunque nos guste jugar a ser dioses de todo aquello dónde reposaron nuestros ojos alguna vez.


He esperado hasta la puesta de sol, como casi siempre. Siempre cae frente a mí el sol que conozco mejor que a mis erróneas decisiones. La impulsividad define parte de mis errores, errores de cara a un público cada vez menor. No tengo miedo a estar solo, tengo miedo de llegar a estar un día reunido con mi sombra y comprobar como ni ésta ya me entiende.  No, la soledad no es tan mala como parece, hay que entenderla, escucharla, aprender de su mensaje y evitar su dolor punzante cada vez que nos empeñamos en hacerle ver, a la soledad, como las sonrisas de un pasado que habita en el presente era más paraíso que aquél que Adan se empeñó en destruir.


Si... mientras resumía mi año en mi cabeza el sol se fue por  un horizonte abarrotado de altos árboles y el frío se empezó apoderar de mí. Recogí mis últimos pensamientos, eché una mirada atrás y supe que volvería a este lugar. Es especial, todo lo especial hace que miremos de manera cariñosa y le guardemos un pequeño lugar en nuestra vida. En nuestra rutina. En nuestro diario de cosas que merecen la pena vivir, por las que merece la pena morir luchando.


Volví al coche, fuera... hacía frío.




viernes, 26 de diciembre de 2014

Aunque duela, ha llegado el final...



Recomiendo escuchar esta canción mientras se lee la entrada.
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Aunque duela, pasaré página al último libro de mi biblioteca preferida...
Aunque duela, soplaré esta vela que se moría por arder...
Aunque duela, dejaré de escuchar aquella canción que pintaba tu silueta en mi soledad...
Aunque duela, miraré para otro lado cuando mis pasos se empeñen en avanzar...

Uff, aunque duela...

Aunque duela, romperé todas las cartas arrinconadas en el fondo de mi alma...
Aunque duela, lanzaré al mar los motivos que me hicieron volver a nacer...
Aunque duela, enterraré mis ganas de buscar una sonrisa en el sol...
Aunque duela, dejaré que un hasta luego se convierta en un adios y gracias por todo...

Vaya, duele demasiado...

Aunque duela, cerraré la puerta al salir y no miraré atrás, me llevaré conmigo la llave hasta el final...
Aunque duela, negaré hasta tres veces la mayor de las evidencias mientras intento escapar...
Aunque duela, dejaré de soñar y me limitaré a tropezar y aprender de nuevo a caminar...
Aunque duela, cambiaré la belleza de lo bohemio por un puñado de normalidad...

Duele, lo acepto, pero...

Aunque duela, dejaré de comprobar todas las noches si la luna brilla con la misma intensidad...
Aunque duela, olvidaré por qué crecí cuando más minúsculo me sentía...
Aunque duela, apagaré con lágrimas todas las verdades que en lo profundo arden con intensidad...
Aunque duela, quemaré aquella foto que ilumina mi extraña realidad...

Ya termino, resiste porque..

Aunque duela, eliminaré aquella sonrisa de mi armario de momentos únicos...
Aunque duela, romperé todo espejo que me devuelva la mirada que me hizo suspirar...
Aunque duela, pensaré que en aquél efímero paraíso siempre bailó sin pareja aquél dolor...
Aunque duela... volveré a leer todo esto... aunque duela... debo despertar...

Aunque duela... ha llegado el temido final.





(Borrador principios Octubre/14)



miércoles, 24 de diciembre de 2014

No es un día cualquiera...

 Recomiendo escuchar esta canción mientras se lee la entrada.
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Todos los días son únicos y en todos encuentro un motivo para sonreír. Sigo aprendiendo a caminar cada día, no me canso de aprender a conocerme un poco más. Acostumbrado a vivir entre demasiado ruido, me escapo cuando puedo a dialogar con un silencio que cada vez conozco mejor. Simplemente me siento a su lado durante el tiempo que necesito y entiendo todas aquellas cosas que la rutina me vende como piedras preciosas, pero que oculta la mayor de las cadenas.

Hoy, 24 de Diciembre de un año lleno de significados y destellos únicos que me devolvieron la fe, es un día de reencuentros familiares, de sonrisas, de mesas demasiado llenas y abrazos... quizá, vacíos. Seré uno más en esta jungla donde me siento indefenso y me limitaré a repetir, como ya tantas veces he hecho, respuestas para preguntas desgastadas de ser repetidas.

Pero aún así, en este día también tendré tiempo para mí y mis pequeñas aficiones. Levantarse temprano hoy no era una opción, más bien una pasión. Mientras leéis esta entrada programada para publicarse a las 11:45, quizá esté sentado en algún rincón aún sin ser descubierto por mi o tirado en el suelo intentando sacar una fotografía de algo que me haya llamado la atención.

Coger el coche con todas las ilusiones bien colocadas en el maletero y dirigirme a vivir el día, mientras paso por carreteras que me hacen pensar y liberan sonrisas en mí, recordar la suerte que he tenido en tantos aspectos este año que termina, en ser poseedor de una gran verdad, en mirar por la ventanilla y hacerme pensar que la vida, es sobretodo, vida.

Siento ser escueto hoy, y reconozco que me cuesta escribir cuando se trata de mi parte más blanda, lo siento, solo estoy acostumbrado a compartirla con mi amigo, el de las miradas silenciosas. Es posible también que cuando leas esto, estaré ya en mitad de una pelea de gladiadores, con el turrón como excusa y la innecesaria aprobación popular como premio.

Feliz Noche, pero no dejéis jamás de hacer lo que os llena aunque las miradas pretendan cuestionar todo lo que tocáis. Sé de lo que hablo. Hasta el próximo escrito.

sábado, 20 de diciembre de 2014

La alegría está en lo minúsculo...



 Recomiendo escuchar esta canción mientras se lee la entrada. (A nivel personal, te recomiendo la escuches entera, merece la pena. Ya sabes, las pequeñas cosas...)
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 Perdemos demasiado tiempo creando expectativas del cuándo conoceremos la alegría plena. Nos imaginamos mil historias cuyo contenido no cabría ni en la Biblioteca de Alejandría. No es nada ordenado, simplemente nos empeñamos en abrir puertas esperando encontrar una sonrisa al otro lado que nos haga entender por qué el suelo parece tambalearse cada vez que avanzamos.

Demasiados pseudo paraísos fueron inundados por las propias lágrimas de quién esperaba encontrar en el oasis de su destino la clave de la alegría perpetua, y me hicieron ver de forma trasparente que no existe tal santo grial, tan solo se haya escondido en la más profunda de las ilusiones humanas, cuyo deseo de encontrar siempre fue mayor al de disfrutar de un precioso camino lleno de pequeñas sonrisas y educativas lágrimas.

Un reencuentro, una sonrisa correspondida, una mirada inocente, un regalo inesperado, una amistad no buscada, un beso deseado, un risa sincera, un abrazo, un detalle gracioso, una puesta de sol, respirar aire puro, una canción, un mensaje oculto, un largo paseo, compartir una afición, cantar solo, llorar juntos, una respiración contenida, un mensaje no enviado, un pensamiento recurrente, compartir silencios, mirar a la vida con los ojos del alma... detalles, pequeños detalles llenos de vida, emisores de alegría, burbujas suspendidas que dan sentido a la vida.

Por eso no pienso encontrar un motivo de peso pues me acabará ahogando. Aprender de los pequeños grandes detalles y situaciones de una vida consumida por lo grandilocuente, del esperar demasiado, del querer encontrar la estrella que nos guíe sin fallos. Debemos romper las cadenas que nos aten a postes imaginarios, descolgarnos las exigencias de años de espera, la espera por lo que jamás llamará al timbre.

No, no busques más sin razón, la alegría completa no existe, no tal y como la entendemos. Todo abrazo guarda un silencio doloroso, toda despedida unas ganas de reencuentro. Vés, piénsalo por favor, toda luz le aguarda su pequeño rinconcito de bella oscuridad. Abre la puerta de tu mente, y empieza a disfrutar de todo aquello que hasta ahora eran simples viajeros de tu rutina. Vive.


viernes, 19 de diciembre de 2014

Una enfermedad llamada prisa...


 Recomiendo escuchar esta canción mientras se lee la entrada.
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Cruce de pisadas en una jungla con aroma a estrés, de una sociedad basada en fugaces miradas sobre espejos que piden explicaciones sin esperar respuesta, de puertas que se abren pero que no esperan que nadie las traspase. Prima el avanzar a gran velocidad aunque para ello pisemos la mano que nos da comer y pongamos fecha de caducidad a nuestro respirar.

Respiraciones compulsivas en habitaciones con oxigeno limitado, agota el comprobar que por más que lo intentemos llegamos siempre tarde a nuestra propia cita, pues perdimos los papeles hace demasiado, papeles en blanco no por falta de tinta sino de compromiso con la vida, se nos olvidó repostar, se nos olvidó verter dosis de tranquilidad en una ecuación con demasiadas incógnitas.

Necesitamos reposar  de esta enfermedad en un banco que pide tranquilidad a gritos desde hace demasiado. Noto cansados mis ojos, no porque no sean capaces de procesar todo lo que ven, sino de darle sentido. Quiero saborear esa brisa fresca de una mañana cualquiera a capítulos... sin final concebido. Necesito entenderme a mi mismo aunque tenga que reescribir mi propio final infinitas veces, quiero enamorarme sin pensar en el final que todos esperan, quiero correr a una velocidad a base de suspiros correspondidos.


El "tiene que ser hoy" , "respóndeme ahora", "aquí y ahora" pierden vida y ganan fuelle a pasos agigantados, pasos que nos estrangulan y arrinconan a la libertad y nos obligan a decir "si" sin escuchar la pregunta, aunque ésta sea nuestra sentencia de muerte.

Me gustaría pensar que aquella mirada fue eterna porque nació libre, aquel sí fue sincero sin necesidad de que una pistola llamada oportunidad  le apuntase mientras le enumeraba su futuro, condenando su porvenir en caso de saltarse las reglas previamente encarceladas. Me gustaría pensar, pero llaman a la puerta... por desgracia, con demasiada intensidad. Si, las prisas una vez más.








jueves, 18 de diciembre de 2014

La intensidad de la vida...



 Recomiendo escuchar esta canción mientras se lee la entrada. 
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Como luciérnagas dejándose llevar en mitad de la noche, la vida se compone de preciosas luces rodeadas de extenuante y atractiva oscuridad. Pequeñas dosis de azúcar para un pastel aún sin terminar, del que no sabremos de él hasta que nos queme sin compasión, siendo ya tarde para pedir una página más de aquél libro olvidado en el tercer cajón de una antigua mesilla oculta en nuestro interior.

La intensidad no se mide, se siente, se nota en el dudoso andar de unos pies... en el mirar alegre tras una ventana exigiendo libertad. La vida tiene la misma cara para todos, pero se empeña en evidenciar una distinta sonrisa lanzada al azar sobre todos aquellos que eligieron jugar. Y lo siento, no te empeñes en hacerle sonreír, te golpeará duramente y te mostrará el camino de una cruel aleatoriedad.

A veces se siente tan fuerte como una elegante pluma escribiendo tus penas sobre un papel demasiado fino, excesivas letras desordenadas clavadas por un martillo llamado realismo para toda una eternidad. Gotas de una lluvia atemporal empeñadas en recordarte una vez más, la delicadeza de lo natural... la belleza de lo básico... lluvia de recuerdos sobre un pantano llamado locura a punto de desbordar.

El "hola" y el "adios" firmaron el final, como un simple parpadeo de una vida demasiado ajetreada,  la intensidad decide cambiar de rumbo mientras buscamos sorprendidos dónde dejamos nuestro puzzle a medio terminar, a la vez que nos tapamos los ojos y evitamos ver marchar a la pieza principal.


Dime, vida... por qué dejaste de ser suave como la mirada de una madre ante su hijo, dime... cuándo te resbalaste delicadamente entre mis años y te escapaste a mis espaldas, dime... cuando volverás para recoger los pedazos de un sordo eco gritando sin cesar. Dime... por favor, dime una vez más.


"Hoy volveré a tí"... quise entender decir a la vida, a lo lejos, mientras me cegaba la mirada del sol. Hoy el amanecer entre la niebla me devolvió la intensidad.

martes, 16 de diciembre de 2014

La fantasía oculta tras un sueño...


 Recomiendo escuchar esta canción mientras se lee la entrada. 
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Vivimos inmerso en una rutina barnizada de un tono al que estamos acostumbrados, un tono que nos es familiar y cómodo, pero seguramente le falten las pinceladas de belleza desordenada que muchos pedimos a gritos. Y para eso, están los sueños.


Curioso mundo el onírico, grandes sentimientos ocultos en un sueño caduco y condenado al suspiro, reflejo de nuestros objetivos y metáfora de nuestra propia vida. Dentro de ellos sentimos la verdadera libertad de mover los hilos de nuestra existencia sin tener que poner retrovisores a nuestro pensamiento... y entre rejas a nuestros actos.


Pero toda sonrisa oculta un llanto... y la luz que inunda los sueños trae oculta una gran y densa oscuridad. El miedo es llamado a declarar ante un subconsciente sin defensa, y es disparado a quemarropa ante un "yo" venido a menos. Intentamos huir sin resultados ante una puerta que es golpeada con estridente continuidad y miramos cabeza abajo la realidad dentro de nuestro propio sueño arrinconada y cuestionada con mirada penetrante y obligada a señalar.


Curiosas siempre las reacciones al despertar, analizando durante una eterna incredulidad, dónde los pies reposarán sin miedo de nuevo, nos cuestionamos en que plano vivimos, pero sobretodo en cual de ambos fue en el que sentimos de verdad. Nostalgia, sonrisa y una pizca de miedo al comprobar que regresamos al mundo donde los vivos temen a los muertos, y donde los sueños vencen con facilidad a una realidad magullada de tantas dosis de sinceridad.

Todas las noches vuelvo a la cama con esa sensación de que los sueños están al caer, pero temo de nuevo el sonido que reclama mi vuelta a la realidad. Creo que es necesario ansiar el soñar para valorar cada paso que damos en esta desierta y extraña soledad.

Curioso mundo el de los sueños, sin duda.




lunes, 15 de diciembre de 2014

Campanas de una cambiante Navidad...



La Navidad, esa época del año donde las calles, que hasta esta fecha, son simples espectadores de nuestra agitada rutina, de nuestro nervioso andar por la vida, se visten para la ocasión, y como si fueran musas de nuestra imaginación, se las escucha cantar sin temor.


He escuchado varias veces, e incluso yo mismo he pronunciado estas palabras, "el tiempo no pasa, somos nosotros". En gran medida, así es, pero la Navidad no es lo que era, la Navidad se ha ido olvidando, dejando paso a una nueva etapa: el consumir para sentirte realizado en estas fechas. Es normal, y "lógico" salir en busca del regalo perfecto, con la esperanza puesta en encontrar ese objeto arto deseado, que logre barnizar con una brisa de falsa felicidad estas fechas.


En estos días, también es típico, normal y por qué no, necesario, reunirse con aquellas personas que apenas vemos durante todo el año, entablando conversación quieras o no, sobre temas intrascendentes y poco necesarios, pero, es Navidad, "debes" comportarte y saludar incluso al diablo si pasase por tu casa en busca de un mazapán.


Reconozco que soy joven, quizás este pensamiento no debería atraparme, pero me apena ver como el regalo más grande que tenemos, jugamos al poker con él, a un todo o nada, haciendo un pulso casi interminable, y a veces, perdiéndolo. Si, estás en lo cierto, estoy haciendo referencia a todos aquellos que caminan todos los días de nuestra vida a nuestro lado, compartiendo nuestras alegrías, pero sobre todo, aguantando con nosotros todas las cargas que esta bendita vida, a veces nos da.


Podría decir que echo de menos esas comidas familiares de estas fechas, al calor de una humeante chimenea, compartiendo anécdotas, risas, y por qué no decirlo, alguna que otra lágrima, pero mentiría. Para mí, la Navidad es todo lo contrarío, tranquilidad, descanso y una pizca de autocrítica por el año vivido.

¡¡Felices Fiestas!!


miércoles, 3 de diciembre de 2014

El invierno llama a la puerta...

Sentir cómo se va el otoño, siempre trae de vuelta la sensación de que algo de mí también se va con él. Recorrer las calles cubiertas de hojas secas, sentarse en aquel banco alejado de todo mientras contemplo como las ramas de un viejo árbol son agitadas con fuerza por un viento demasiado acostumbrado a silbar sin escuchar su eco.


En esta época del año los paisajes se visten de Vincent Van Gogh, mostrándonos la fuerza de sus colores y la soledad de sus calles, haciéndonos partícipes de un cuadro que dura apenas tres meses, pero que inspira todo un año.

Época de contrastes el otoño, de fuertes vientos y frágiles andares bajo la lluvia, de pocas luces y muchas sombras, de frías manos y ardientes corazones. Las horas del día parecen escurrirse y perderse en un horizonte cada vez menos colorido, advirtiéndonos que el cambio de época espera, con sus fuertes garras de frío intenso y blanca mirada.

Aprovecharé estas últimas horas mientras cae suavemente hasta la última hoja, entendiendo el por qué de cada caída, dejándome invitar a sentir su dolor y compartiendo su final, observando su extraño balanceo tras un viento que me avisa, que el frío está por llegar.


martes, 2 de diciembre de 2014

Aquella pequeña gran puerta...

Oculta entre texturas armonizadas de una época pasada. Así se ocultaba para mis ojos aquella puerta al pasado, aquel relieve que mis manos recorrieron lentamente mientras los pliegues de aquella extraña puerta, me revelaban mil historias y me hacían participe de aquella época.

En una calle apenas transitada, en la que la iluminación es escasa desde el momento que el sol decide decir adiós, la puerta durante años se aprovechó de sombras alargadas para ocultarse ante miradas poco aventureras y dispuestas a conocer más allá.

Su pequeña apariencia y sus delicados detalles ocultaban, al acercarme a sentir la fuerza de siglos pasados, como en realidad su tamaño no era tal, y sus pequeñas imperfecciones en realidad ocultaban la belleza de lo extraño.

Muros cómplices de una belleza inusitada, de un recuerdo vivo entre sus piedras bajo un medio arco con líneas que marcan y definen su vejez expuesta ante todos. Roces y grietas en forma de pequeños agujeritos parecen exhalar voces de un pasado aún latente.

Quiero pensar que esa "falsa" puerta hoy, fue hace no demasiado, una entrada a un hogar familiar, en el que mientras calentaban al fuego la poca comida que les quedó del día anterior, se miraban con cara cómplice y sonreían bajo la poca luz que les entraba por la ventana situada por encima de sus cabezas, en una noche de luna creciente... como lo ha sido hoy.

Hoy, esa puerta de toscos muros y grandes piedras, llamó mi atención deseosa de compartir su historia, de hacerme participe de sus vagos susurros y su enorme recuerdo. Hoy me comuniqué con el pasado y me hizo entender el presente.

jueves, 13 de noviembre de 2014

No importa como llamarlo...

A veces nos esforzamos en poner etiquetas a todo lo que nos rodea, a todo lo que vemos, e incluso, a todo lo que sentimos. Si no es "A" tendrá que ser "B", pero necesitamos poner nombre a todo. A ver, que me voy por las ramas.

En esta ocasión quiero hablar de la "suerte positiva" (A) , del "destino" (B) para muchos otros, y donde entra en juego un tercer factor, el hecho de "creer" (C) en ello. ¿Quién no ha vivido una situación en la que haya sido "victima" en primera persona de un hecho fuera de lo común, en el que te has sorprendido y has dicho, "Vaya suerte"? En las siguientes líneas, voy a dar mi punto de vista, quien no esté de acuerdo, PUERTA... Evidentemente no, por favor... siga leyendo.

En primer lugar, pienso que la palabra "creer" nunca puede ser respondida de manera tan fácil y absurda, con un "si" o un "no". Pienso que es mucho más profundo, y una simple palabra no tiene la capacidad de expresar todo lo que pasa por tu cabeza en ese momento, todo lo que sientes... Por ejemplo, "¿Javi, crees en Dios?" Muchos católicos cristianos, evidentemente, me dirían que sí no respondo un sí rotundo y seco, no lo soy. Pero no es así, nada más lejos. Voy a poner varios ejemplos, y quiero que intentes responderte a ti mismo, simplemente con una afirmación corta, de un sí o un no.

A- ¿Crees en ti mismo?
B- ¿Crees en la grandeza de lo infinito?
C- ¿Crees en el poder del amor?
D- ¿Crees que hay algo después de la muerte?

¿Has sido capaz? Enhorabuena, por que yo no lo soy, necesito explicar matices, y un "Si o No" no abarca todo lo necesario.

Vale, ya me centro!!!! Veamos, la suerte no es más que un cúmulo de situaciones positivas acotadas en un periodo de tiempo muy concreto. "Si, Javi, pero es que eso se llama suerte". Mira... el hecho de que me toque la lotería, es causalidad (RAE: Relación entre una causa y su efecto.), pues tuve que comprar el boleto anteriormente. "¿Destino quizá, Javi?" ¿Me estás queriendo decir que todo estaba planeado para que yo fuera multimillonario? Pienso que no, quiero creer que la vida es un giro continuo de aleatoriedad, que nos salpica de vez en cuando con una gota de alegría que hace crecer en nosotros una sonrisa imborrable. Sí, es cierto, algunos ya están mojados de tantas gotas y otros no hacen más que morir de sed, pero ahí entran otros factores mucho más profundos, y creo que no es el momento de escribir sobre ello.

(Tengo que reconocer, que mientras escribía, me he dado cuenta que quizá, y solo quizá, la suerte exista pero no de manera de la que la concebimos, no me voy a explayar, que seguramente estaréis cansados de leer)

Hasta la próxima , suertudo...




domingo, 2 de noviembre de 2014

Es hora de...

Ha llegado el momento de volar sin alas, de respirar sin pulmones, de no mirar atrás, de cumplir promesas, de alcanzar sueños, de atrapar sentimientos, de cazar sonrisas, de bailar sin tropezar, de amar sin pensar, de reír sin parar...

Sí, ha llegado el momento de ser quien verdaderamente quieres ser. No solo en lo físico, si no en la parte blanda, en la parte oculta que sin embargo es la que más resplandece, la que más ciega y la que más sombras nos produce. Cansados de perseguir falsos sueños, de esperar a falsos profetas, de dormir con los ojos cerrados y el corazón muerto...


Es hora de iniciar una rebelión donde tiemblen los sentidos, donde lloren nuestros enemigos, donde empiecen nuevos caminos elegidos al azar. No es hora de lamentarse, es hora de encender velas en este cementerio donde habitan pocas almas pero demasiados demonios...


Ya está bien de comerse el coco, de poner los retrovisores para mirar atrás, ya está bien de sentirse culpable de la nada, ya está bien de quejarse sin pensar, de adoptar el dolor de la falsedad, de ponerle caras a los sentimientos, de pensar en el que dirán...

Porque sí, aquí y ahora, es el momento de tirar muros y abrir puertas, porque sí, ya está bien de ver las mismas lágrimas caer por el mismo espejo, por culpa del mismo reflejo, porque sí, ya es hora de romper la verdad y creer más en nuestro caminar, porque sí, ya es hora de vivir por vivir, antes de que se nos olvide, antes de que se nos etiquete nuestro respirar, antes de que jueguen con nuestro azar...

Ya es hora de...


sábado, 1 de noviembre de 2014

Esa extraña sensación...

No sé muy bien como explicarlo, y tampoco utilizaré muchas líneas. Simplemente estoy viviendo mi misma vida de antes, con mi rutina, mis hobbies, mis pequeños problemas... en fin, mi día a día.

Pero últimamente noto como si algo me faltase, no se, es como una extraña sensación de "falsa necesidad", y el problema es que no sé identificar la fuente de tal sensación. Reconozco que en ocasiones me llega a sorprender, me hace dudar de mí, de mi personalidad, de la solidez que pensaba tenía en mi mismo y mis actos. Pero, parece que todo era como poco, un chiste. Ni yo era tan "yo", ni tampoco conocía tan bien como creía, el camino que guiaban mis pasos.


Es como un vacío dentro de mí, como una larga respiración de la que después,  jamás consigo exhalar todo el aire. Es complicado, pero es real. O al menos, eso pienso.


Supongo que todo será cuestión de acostumbrarse, de intentar mirar para otro lado cuando esta sensación me golpea, de forma lenta, despacio, y sin apenas fuerza, pero repetidas veces hasta que soy consciente de ella. Y cuando llega, lo hace para quedarse.

Siempre me he preguntado, qué cómo podemos echar algo de menos, si jamás lo hemos llegado a tener... y esa misma idea rebota con fuerza en mi cabeza. 

He llegado incluso a cuestionarme si esta sensación será fruto de que estoy madurando, de nuevo, por enésima vez, pero oye, creo que eso sería mucho divagar. Quizás algún día hable de ello, quizás algún día hable de que una madurez temprana te condena a sufrir incluso, las situaciones que no están destinadas a ti.

Quizá, quién sabe...

(Feliz Noviembre)

miércoles, 29 de octubre de 2014

Un diferente miércoles...

Hoy es de esos días. De esos que te levantas con una sonrisa en la cara. No estoy seguro de que exista un motivo detrás de este gesto. Es algo propio, algo que viene de serie algunas mañanas. Pero tengo que reconocer que me siento bien. No se como explicarlo, pero estoy feliz.

Y es que sí, es cierto, suena típico y rancio a la vez, pero la felicidad  nace y termina en uno mismo. Claro que existen factores externos que la pueden dañar, incluso torcer por bastante tiempo, pero en realidad, en el fondo de nuestra persona, tenemos la llave de la felicidad, y ahí está, esperando como un estudiante a su autobús.


Hoy veo el mundo con otros ojos. Si, son los mismos que a veces ven un pozo sin fondo, pero hoy han cambiado su luz y todo está bien, incluso aquellas cosas que recuerdas y te dan pena que terminaron, que dejamos atrás en el camino de la vida, que acabasen en el baúl de los recuerdos, no afectan. Hoy no, porque hoy tengo una armadura, de la más resistentes... la de la felicidad.


Hoy lo veo todo color verde, la oscuridad se retiró sin yo apenas pestañear. Tengo ganas de caminar descalzo por los peligros que me rodean. No hay nada más realista que reconocer que en cada giro inexplicable de los factores de nuestra vida, está el peligro, pero también la felicidad de conocer, saber y aprender a volar sin alas.

No se, quizás sea un pequeño cúmulo de situaciones pasadas, con pequeñas grandes decisiones de un futuro cada vez más cercano, el verme capaz, sobretodo de tomar estas decisiones, siendo consciente de sus posibles peligros, pero afrontándolo con ganas e ilusión.

Quizá hoy al despertar eliminé de forma casi inexplicable y sin prestar atención, un gran peso que tenía sobre mí, una gran responsabilidad que dormía en mi interior desde hace ya, demasiado tiempo. Que alivio dejarla atrás, pero que extrañeza no sentirla. Es curiosa la carga de lo inexplicable, la nostalgia que produce, la ceguera que nos ampara.

No estoy seguro de cuanto durará, si es real, si no...  pero me da igual. Simplemente sonrío.

martes, 28 de octubre de 2014

Hoy iba a escribir...

Hoy iba a escribir, pero en vez de letras saldrían llantos...
cada coma un quejido, cada punto un lamento...
la mirada perdida entre tantos pensamientos...
el alma escondida de tanto sufrimiento...

Hoy iba a escribir, saqué punta al lápiz y la mente abrí...
pero tarde me di cuenta que mis recuerdos olvidé...
como aquella llave maestra que jamás encontraré...
tropecé, de nuevo, y al camino con mis lentos pasos volví...

Hoy iba a escribir, pero es cierto, no encontré motivo...
para nada ya serviría contar el dolor...
lo siento, pues éste mudo me quedó...

Hoy iba a escribir, pero las palabra se agolparon...
y en aquella ventana las miradas me olvidaron...
si, hoy iba a escribir, pero no encontré la razón...



(PD: Es un intento de soneto pero hay fallos de composición. Sed comprensivos. Me he estrujado la cabeza escribiéndolo, es más complejo de lo que pensaba.)












jueves, 23 de octubre de 2014

La utopía imaginada...

Ocultar lo evidente es como negar una mirada, como una tormenta sin truenos, como una lluvia sin nubes, como una sonrisa sin motivo...

El interior sufre por cada caída pero sobretodo por cada cima conquistada y no recordada. Somos vaivén de recuerdos, de emociones que quieren bailar, de sonrisas que quieren volar...


Quiero pensar que soy algo más que un escrito que se quema lentamente, cuyas palabras acabaron ahogadas por el tiempo, que una lágrima retenida en mitad de un desierto lleno de ilusiones...


No quiero tener miedo a una mirada correspondida, a una sonrisa emparejada, a un beso sincero...
Nos han enseñado a temer a casi todo, quiero respirar libre... quiero soñar despierto una vez más...

La libertad no es hacer lo que uno quiere, sino que al hacerlo pueda decir que me siento feliz, que no me arrepentí, que me atrevería a volver a hacerlo, a volverte a ver, a volverlo a intentar...

No todo es cuestión de tiempo, me perece una dejadez humana, el tiempo no hace nada, es una simple ilusión, solo un justiciero de falsas promesas...

No, no es cuestión de pasar la responsabilidad al tiempo, simplemente miro al horizonte, un cambiante horizonte de mil colores distintos, miro y no dejo de mirar...

Quizá, y solo quizá algún día no se ponga el sol...







Conversaciones de vida...

Hoy vi a la vida, representada en los ojos de un anciano. Una vida con ganas de ser vivida, una vida que anhelaba vida y luchaba por recordar tiempos mejores, dónde el cuerpo respondía al alma.

Estaba en la oficina, como otro día cualquiera, cuando me sobresalté al escuchar como una voz desgastada por el tiempo y las exigencias de la vida, decía mi nombre en voz alta, deseoso de que saliese a su encuentro. Era un viejo amigo.

Me miró a los ojos durante unos segundos, unos preciosos segundos. Vi
que sentía la necesidad de mostrarme sin hablar todo lo sentía dentro de su cuerpo, de su alma magullada... lo sentí, vaya si lo sentí. Compartimos carga apenas unos eternos segundos.


Tuve que apartar la mirada, pues me estaba haciendo daño... el daño de la verdad, el daño del tiempo y sus consecuencias. Se mantenía con dificultad en pie, apoyado en su bastón desgastado de tanto roce, a juego con su alma, e intentaba explicarme el motivo de su visita. Su voz, como un eco que desobedece al grito clamando auxilio, le fallaba. Mostraba una fuerza interior enorme, carraspeaba y lo intentaba de nuevo. Le agarré del brazo y le ayudé a sentarse.


Me explicó muchas cosas, relacionadas con mi trabajo y sus necesidades. Pero yo en ese momento, nadaba entre recuerdos y un sentimiento de extraña culpabilidad, y a la vez de agradecimiento, pues para mí era muy importante que contase conmigo, como bastón de refuerzo, como quinta pata de una mesa que empieza a cojear. Entre lágrimas me recordó a su difunta mujer, siempre lo hace. "Una gran mujer... la mejor amiga, se me fue cuando más la necesitaba..." me decía con voz entrecortada. Estaban muy unidos y la vida les arrolló, a los dos, pues mi pobre viejo amigo, vaga sin destino, sin motivo por el que luchar... desde entonces. Se emocionó... me emocionó el alma...

Le ayudé a incorporarse y mostrarle la salida de la oficina, por que la otra salida no la conocía, ni siquiera él. Aún con las mejillas empapadas, y los ojos como un puro y cristalino océano, me dijo algo que jamás olvidaré. "Hijo, perdóname, pero ya apenas consigo ver...". Mientras le observaba como desaparecía, como esa sombra que es quemada por el primer rayo de sol, pensé, "pues para no ver nada, me has mostrado un mundo entero".

Hoy sentí pena, no por él, más bien por mí. Dentro de mi ser se sacudió algo, de forma brusca como un intento de mi propio alma de avisarme de que un finito "tic -tac" danza dentro de mi. "Vive", parecí entender... suspiré ... una vez más...

Aprendí, que no todos los días, son un día cualquiera...



martes, 21 de octubre de 2014

Mi mundo...

Como laberinto sin salida...mi mundo gira y cierra sus puertas a lo extraño, a veces, lo extraño me incluye a mi.

Es cierto, mucha gente con la que me crucé a lo largo de mi vida, me llegaron a decir en un momento dado,  cansados de mi indiferencia, de mi mirar hacia otro lado.."no dejas que llegue a conocerte, no das opción a saber si sientes".  Bueno, no respondí, quizá por no decepcionar. 

Siento, evidentemente. Al fin y a cabo,  todos lo hacemos, algunos con más fuerza y pasión que otros, pero todos sentimos y de hecho, nos gusta vernos envuelto en una tormenta de sentimientos.

Simplemente, reconozco que siempre he llevado una coraza encima, una armadura de mucho peso, que con el paso de los años se ha vuelto más pesada y me cuesta, en ocasiones, respirar y ver con claridad.

"¿El por qué de la armadura, si sabes que te cuesta incluso caminar?" No lo sé, o quizá sí. Y ahí reside el problema, mi mundo me expulsa de mi propio yo, de mi propia mente, cansado de tanto divagar, de tanto andar sin un destino claro.

Pero sigo pensando en el sinsentido del destino, en tropezar con la piedra angular que mantiene a flote mi propio mundo. Estoy demasiado acostumbrado al sabor de la incertidumbre, mis pies se acostumbraron al frío suelo de tanto caminar descalzo, ya ni siquiera busco entender el por qué doy vueltas sin sentido, si sé que de este laberinto, la única salida la tapié hace tiempo ya.

Pero por favor, no me digáis que no entendéis mi mundo, pues ni siquiera yo empecé hacerlo...

domingo, 19 de octubre de 2014

Déjame explicarte...

No se por donde empezar, pero si donde terminar. No estoy seguro que los adjetivos que utilice en las siguientes líneas, tengan la carga de sentimientos y fuerza emocional necesaria para transmitir y hacerte llegar, lo que quiero que sientas.

Las cosas buenas, como una tormenta de verano, llegan cuando menos esperas. En un primer momento te asustan, te desconciertan porque estaba fuera de tus planes. Pero llega el momento en el que te deslumbran y en esa ceguera temporal, consigues avistar la belleza y sentir la tranquilidad y seguridad de lo extrañamente bello.

 Y cierras los ojos,  y dejas que te invada la sensación más increíble que jamás sentiste. No sabes como explicarlo, solo sabes sentirlo. En ese momento, todo tu ser es sentido, todo tu ser está siendo agarrado con fuerza por las suaves manos de lo imprevisto. Te saca una sonrisa... y te seca mil lágrimas.


Exacto, seguro lo estabas pensando. Acaba. Esta sensación acaba. Como todo en esta vida, tiene su final. Pero es un bello final, que empapa tu alma con un perfume de esperanza y te hace cambiar los cristales por los que actualmente estabas mirando y viendo pasar tu apagada vida. Cuando esta sensación se presenta por primera vez, la identificarás, pues una sonrisa interior llenará tus actos, tu forma de pensar y de caminar por tu rutina.

Solo quiero que sepas, que, trátala con cariño. Es frágil, demasiado quizás, pero lo enigmáticamente perfecto debe serlo, como un atardecer que se escapa entre las montañas de un horizonte lleno de esperanzas...

A veces no sabemos el "cómo" ni siquiera, el "por qué", pero tenemos la necesidad de saber el "cuando". La vida no se expira con los años, si no con los sueños dejados a la mitad. No me arrepentiré de sentir, jamás lo volveré hacer. No quiero poner el parche antes de la herida, quiero sangrar... sangrar por sentir... 

Te doy un pequeño consejo, no busques a esta delicada sensación, pues ella te encontrará a tí, se hace llamar, felicidad... y si conoces el origen de tal sensación, enhorabuena, abrázala con fuerza y cariño y jamás lo dejes escapar.


jueves, 16 de octubre de 2014

La chispa de la vida...

Soy de los que piensan que de los errores no siempre se aprende. Ni de que, ni todo es blanco o negro. Esta vida está llena de matices, tantos que abruman y hacen enloquecer hasta el alma más calmada.

Adoramos la sensación de falsa tranquilidad, de que nuestro mundo, nuestro mundo más oculto, permanezca calmado, fuera de sobresaltos, lejos de exposiciones al dolor emocional, el peor de los dolores, que nos recuerda que somos humanos...

Sabes.. pienso demasiado, incluso cuando escribo, incluso cuando duermo. Quiero equivocarme, dar pasos erróneos, quiero vivir sin mirar atrás, quiero sentir sin miedos...

Pero me niego a cerrar puertas y evitar ventanas por miedo a que aparezca la chispa que lo queme todo. Todo tu ser, tu interior, tu exterior, y convierta tu mundo en algo lleno de vida, de emociones, de altibajos, de contrastes, que te hagan suspirar, llorar, saltar, reir... VIVIR.

Quiero adentrarme en un mundo donde las manecillas del reloj pierdan su cordura y dancen sin parar al son de mi locura...

Quiero...

lunes, 6 de octubre de 2014

Un simple sueño...

Hoy he tenido un sueño. Bueno, realmente lo tenemos cada vez que dormimos, pero hoy lo recuerdo. Más que sueño ha sido una "pesadilla". Es curioso como recordamos con más facilidad las pesadillas que los sueños alegres. Retenemos con más facilidad las "desgracias y decepciones" que las alegrías.


El punto inicial que recuerdo, es que me encontraba en el agua, miraba alrededor y no avistaba tierra por ningún lado, solo que a mi derecha había un avión, un tremendo y enorme avión. Obviamente pensé que había sido víctima de un accidente, de un temido accidente de avión y era el único superviviente pues no conseguía ver a nadie más.


Estaba tremendamente nervioso, era medio de noche en mitad de la nada, no recordaba lo que había sucedido y una terrible sensación de angustia se iba apoderando de mí. No sabía que hacer, ni que pensar aparte de intentar mantenerme a flote, dando tiempo a mi cerebro a procesar todo este lío en el que le había metido sin previo aviso.


Pasados los minutos de confusión iniciales, tocaba reaccionar, tocaba intentar hacer lo que siempre hacemos. Sobrevivir. Miré a mi derecha, y avisté a no más de 100 metros el ala izquierda del avión, que a primera vista parecía ser un Airbus A320, típico avión comercial para trayectos de corta y media distancia. 

Nadé de forma decidida y gastando de manera inconsciente mis ultimas fuerzas para llegar lo antes posible al ala izquierda, que a simple vista no parecía tener daños físicos, simplemente flotaba y con un vaivén hipnótico parecía invitarme a subir.

Llegué, cansado, congelado y aún sin entender nada. Pero llegué y en ese momento era lo único que importaba. Conseguí subirme tras varios intentos fallidos, pues las fuerzas escaseaban y el frío helaba mis huesos. Me tumbé mirando al cielo. Estaba precioso. Es increíble como en aquel infierno que estaba pasando, aún el paraíso era visible. Conseguí tranquilizarme, y tumbado boca arriba una pequeña lágrima se me escapó, sin permiso y sin avisar, recorriendo mi mejilla lentamente.

Esa falsa y angustiosa tranquilidad pronto vio su fin. Un fuerte estruendo acompañado de un brusco golpe en la cola del avión me sobresaltó. Me incorporé y vi con desolación como el único amigo que tenía en aquel lugar empezaba a hundirse, y mis esperanzas con él. Salté al agua de manera espontánea, sin pensarlo demasiado, y sin saber si había hecho lo correcto.

El avión no tardó demasiado en hundirse, provocando un fuerte oleaje a mi alrededor. Era el fin. Lo sabía. Lo notaba. Decidí, en apenas unos segundos, que lo más fácil era abandonarme, no luchar contro lo enevitable. Puedo asegurar que sentí como "la muerte" se apoderaba de mí, el frío en los huesos, la falta de aliento, la desesperación de lo inevitable... Era el fin. Fue el fin.

Me desperté, no como uno se suele despertar de una pesadilla. Abrí los ojos, mientras respiraba hondo de manera incontrolada. Estaba oscuro, aún no era consciente de nada. Obviamente había dejado de sentir el frío en el cuerpo, pero el del alma se negaba hacerlo. Me incorporé, y vi con una alegría imposible de describir, una típica luz de mi habitación que me avisaba que había vuelto a la realidad. Respiré hondo y con una sonrisa en la cara, di gracias por que fuera lunes.



jueves, 25 de septiembre de 2014

La memoria del alma...

El alma tiene memoria, para bien o para mal sus heridas son evidentes. El destino y su caprichoso azar como garras sin afilar, toman en su poder nuestra jóven e inexperta alma y la zarandean sin compasión. Nadie sale libre de marcas.

Se suele decir, "el tiempo lo cura todo" sin darnos cuenta que hay heridas que jamás cicatrizan, porque debe de ser así, pues el alma es como un cuaderno en blanco donde se escriben mil historias, pero solo permanecen las que hacen marca, las que tocan el fondo y raspan con sutileza la corteza de la cordura.

No sé si el alma es algo físico o no, no sé si cuando me miro de soslayo en el espejo, realmente, en el fondo de una mirada llena de vida, tengo las respuestas que me pide el interior, no sé si hago lo que realmente me llena o sin embargo es la tapadera de una fuga sin tapón.

Lo que sí sé, es que cuando cierro los ojos y presto atención, un pequeño e infinito susurro me dice que siga siendo yo...


martes, 23 de septiembre de 2014

Ya es otoño...

Ya es otoño y ni siquiera he sido consciente del verano que quedo atrás. No se si eso es bueno o no, puede que sea un indicio del tiempo no aprovechado o por otro lado, de las oportunidades consumidas y a su vez olvidadas.


Solo sé que ya estamos en otoño, pero no en cualquier otoño. Este otoño es distinto. Será distinto. Las hojas caerán de diferente forma este año, a cámara lenta y desvaneciéndose entre los rayos de un sol que se niega a abandonarnos.


Las tardes son cada vez más cortas pero para mí los días empiezan a ser más largos. La suavidad de la brisa mañanera coincide con las de las manos de un destino juguetón y a la vez optimista. Aún resuena el eco de un verano para olvidar, olvidar y a la misma vez recordar pues éste nos trajo hasta aquí, hasta el otoño.

Cada paso que damos nos lleva más allá, hasta los remolinos de hojas sueltas en el suelo, tratadas con ira por un viento atemporal y lleno de recuerdos. Los árboles son dignos escribas de mil y una historias, historias llenas de lágrimas y
fatuos desenlaces.

Pues el otoño es eso, época en la que entramos en consonancia con la naturaleza, y en una simbiosis casi perfecta con ésta, nos despojamos de todo lo que sobra para empezar con fuerza y ganas una nueva etapa en nuestra vida.

Ya es otoño ...


lunes, 22 de septiembre de 2014

Un curioso compañero...

Pensamos que somos una simple unidad, con nuestra forma de pensar, de actuar y afrontar esta vida. Pero no es del todo cierto. Cuando menos esperas, aparece en tu vida una figura que no reconoces pero que sin embargo, que llegas a temer. No entiendes su forma de pensar, ni siquiera de actuar. No se establece en los cánones que has conocido. Te descoloca absolutamente.

Este curioso compañero lo irradiamos nosotros mismos desde nuestro propio interior, pero no directamente de forma activa. Éste, va cogiendo forma de manera simultánea a nuestras decisiones, incluso a las más nimias hasta que un día se apodera de nuestro persona, de nuestra mente y hace de nuestro ser una copia barata de lo que realmente somos.

Todos llevamos en nuestro interior un oscuro pasajero, o así al menos lo pienso yo, simplemente permanece dormido, acechando al más mínimo descuido. Se alimenta de las "migajas" que dejamos caer, y si titubeamos, no lo dudará y hará acto de presencia.

Yo, le conocí hace ya bastantes años, y tuve la suerte y la fuerza de voluntad de mantenerle al margen cuando más poder tenía. A día de hoy permanece en sueño eterno, pero no me fiaré pues sus garras son largas y sus intenciones malvadas.

Tiene muchos nombres, de echo la mayoría de personas le conocerán por el nombre de demonio. Ni creo ni dejo de creer en nomenclaturas, denominaciones y demás, solo se que todos tenemos esta sombra en nuestro interior, y de nosotros depende el despertarla.




domingo, 21 de septiembre de 2014

Pensar demasiado...

Todos lo hemos hecho alguna vez...

De manera temporal nos visita a lo largo de nuestra vida esas ganas de pensar sin parar...
de ver múltiples opciones de un mundo aún sin crear...

Nos auto proclamamos dioses de nuestra propia mente...
y le damos vueltas incluso hasta la muerte...


No nos damos cuenta que lo mejor de esta vida...
ocurre sin más, mientras caminas...

A partir de hoy mismo, te prometo destino...
que iré a por tí sin pensar lo más mínimo...


Pues duele el pensar, el pensar en lo que jamás...
podrás disfrutar ni siquiera mirar...


Libre me sentiré y sin cargas por el pasado...
pues al fin olvidaré el "pensar demasiado"...




jueves, 18 de septiembre de 2014

Miradas ausentes...

Sentirse solo estando rodeado de personas, es una de las sensaciones más tristes que podemos llegar a experimentar. Hoy día no es raro encontrarse en esta situación, rodeados continuamente por personas, personas que hemos perdido nuestra identidad.

Nos hemos dejado llevar por nuestro ímpetu de avanzar, de ir a más, sin darnos cuenta que cada vez somos menos, eso, personas sociales. A día de hoy, un pequeño aparato al que le hemos bautizado como "móvil" se ha apoderado de nuestras vidas y les hemos dado el poder y el control de manejar nuestras alegrías, nos hemos vuelvo dependientes de este instrumento que nació con el propósito de hacernos más libres, menos dependientes y lo único que hace es asfixiarnos lentamente mientras juega con nuestra libertad.

Es triste pasear y encontrarte cada vez de manera más habitual como las relaciones humanas se han desgastado, no me gusta generalizar, pero es duro para el alma ver como jóvenes parejas apuran el postre mientras miran con caras de "zombies" la dichosa pantalla, obviando la compañía humana y real que tiene en frente de ellos.

Miradas ausentes, es lo que nos encontramos cada vez más a menudo. Asentimos con la cabeza ante preguntas que ni siquiera nuestro cerebro a procesado, pues es para nosotros más importante el mantener el "hilo argumental" con aquella persona que está a 2000 km de distancia, sin darnos cuenta que estamos creando aún más distancia con las personas que nos rodean.

La tecnología avanza a gran velocidad, pero por lo visto nosotros hemos decidido meter la marcha atrás...

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Todo es empezar...

Es curioso lo lejos que podemos llegar. Ahora, mientras lees estás líneas, si te detienes un instante, repasando mentalmente todos esos pequeños pasos que tuviste que dar para llegar a este momento, todas esas pequeñas trabas que en su momento te hicieron dar lo mejor de ti, te darás cuenta que todo era cuestión de empezar.


Por mi vida pasé por un montón de etapas de decir "lo siento, hasta aquí, esto no está hecho para mí". Y no es cierto, simplemente empecé, me atreví hacer cosas que jamás imaginé, y un paso tras otro fuí saltando dificultades, resolviendo enigmas que mi propio cerebro me proponía, fruto de una baja seguridad en mi mismo y de autoconvertirme en marioneta de mis miedos, quienes movían con ira los hilos de mi frágil e indecisa vida.


Si nos empeñamos en hacer caso a las falsas sensaciones, acabaremos sentados en el último vagón de un tren que cada vez va más rápido y que no da concesiones, un tren que perdió sus frenos hace demasiado. Un tren llamado vida.


Por eso me inclino a pensar que todo es cuestión de empezar. Es de sobras conocido que quién no busca, jamás haya... por lo tanto sal de ese último vagón en el que quizás te encuentres sentado, pensando en la nada y viendo por la ventanilla de aquél solitario y oscuro vagón sumido en aquella sensación de falsa y cómoda autosatisfacción, como la vida se va cada vez más rápido.

Ya sabes, todo es empezar...


martes, 16 de septiembre de 2014

Cuando un solo interior no basta...

Enfrascados en nuestro día a día, no nos damos cuenta que la rutina nos moldea, hasta tal punto de que ésta hace que perdamos nuestra identidad, nuestra marca que nos diferencia del resto, nuestro punto de distinción.

Pero hay algo que jamás cambia, aunque sí que es cierto que desciende varios niveles hasta casi dar la sensación que ha desaparecido. Pero jamás lo hace, simplemente se mantiene a la espera de nuestra llamada, que en general suele ser de auxilio.

Nuestro "yo interior", esa vocecilla interior que nos susurra cuando menos lo esperamos, pero sin embargo, cuando más lo necesitamos.

Hoy he sido consciente de algo asombroso, y es que a veces no nos basta con ese pequeño e infalible amigo, pues tras tanto tiempo casi inactivo, carece de la fuerza necesaria para cambiar a nuestro "yo exterior", aquel que decide las acciones que marcan nuestro ir y venir.

He sido consciente de manera casi visual, como mi "yo interior" ha necesito de otro "interior ajeno", otro punto de vista sincero y directo, donde ambos han unido sus fuerzas, han llegado a un punto exacto de compresión, para hacerme ver y sobretodo comprender lo que hacía meses llevaba rondando por mi cabeza pero que "mi yo más exterior", intentaba apartarme de la cabeza.

Dicen, que todos los días nos vamos a la cama conociendo algo nuevo. Yo puedo decir que hoy me he dado cuenta que necesitamos escucharnos más, a solas, y darle el beneficio de la duda aquella pequeña y casi insonora voz que proviene desde lo más profundo de nuestro ser. Merece la pena que le escuchemos... merece la pena que nos escuchemos...