martes, 16 de septiembre de 2014

Cuando un solo interior no basta...

Enfrascados en nuestro día a día, no nos damos cuenta que la rutina nos moldea, hasta tal punto de que ésta hace que perdamos nuestra identidad, nuestra marca que nos diferencia del resto, nuestro punto de distinción.

Pero hay algo que jamás cambia, aunque sí que es cierto que desciende varios niveles hasta casi dar la sensación que ha desaparecido. Pero jamás lo hace, simplemente se mantiene a la espera de nuestra llamada, que en general suele ser de auxilio.

Nuestro "yo interior", esa vocecilla interior que nos susurra cuando menos lo esperamos, pero sin embargo, cuando más lo necesitamos.

Hoy he sido consciente de algo asombroso, y es que a veces no nos basta con ese pequeño e infalible amigo, pues tras tanto tiempo casi inactivo, carece de la fuerza necesaria para cambiar a nuestro "yo exterior", aquel que decide las acciones que marcan nuestro ir y venir.

He sido consciente de manera casi visual, como mi "yo interior" ha necesito de otro "interior ajeno", otro punto de vista sincero y directo, donde ambos han unido sus fuerzas, han llegado a un punto exacto de compresión, para hacerme ver y sobretodo comprender lo que hacía meses llevaba rondando por mi cabeza pero que "mi yo más exterior", intentaba apartarme de la cabeza.

Dicen, que todos los días nos vamos a la cama conociendo algo nuevo. Yo puedo decir que hoy me he dado cuenta que necesitamos escucharnos más, a solas, y darle el beneficio de la duda aquella pequeña y casi insonora voz que proviene desde lo más profundo de nuestro ser. Merece la pena que le escuchemos... merece la pena que nos escuchemos...

No hay comentarios:

Publicar un comentario