sábado, 20 de diciembre de 2014

La alegría está en lo minúsculo...



 Recomiendo escuchar esta canción mientras se lee la entrada. (A nivel personal, te recomiendo la escuches entera, merece la pena. Ya sabes, las pequeñas cosas...)
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 Perdemos demasiado tiempo creando expectativas del cuándo conoceremos la alegría plena. Nos imaginamos mil historias cuyo contenido no cabría ni en la Biblioteca de Alejandría. No es nada ordenado, simplemente nos empeñamos en abrir puertas esperando encontrar una sonrisa al otro lado que nos haga entender por qué el suelo parece tambalearse cada vez que avanzamos.

Demasiados pseudo paraísos fueron inundados por las propias lágrimas de quién esperaba encontrar en el oasis de su destino la clave de la alegría perpetua, y me hicieron ver de forma trasparente que no existe tal santo grial, tan solo se haya escondido en la más profunda de las ilusiones humanas, cuyo deseo de encontrar siempre fue mayor al de disfrutar de un precioso camino lleno de pequeñas sonrisas y educativas lágrimas.

Un reencuentro, una sonrisa correspondida, una mirada inocente, un regalo inesperado, una amistad no buscada, un beso deseado, un risa sincera, un abrazo, un detalle gracioso, una puesta de sol, respirar aire puro, una canción, un mensaje oculto, un largo paseo, compartir una afición, cantar solo, llorar juntos, una respiración contenida, un mensaje no enviado, un pensamiento recurrente, compartir silencios, mirar a la vida con los ojos del alma... detalles, pequeños detalles llenos de vida, emisores de alegría, burbujas suspendidas que dan sentido a la vida.

Por eso no pienso encontrar un motivo de peso pues me acabará ahogando. Aprender de los pequeños grandes detalles y situaciones de una vida consumida por lo grandilocuente, del esperar demasiado, del querer encontrar la estrella que nos guíe sin fallos. Debemos romper las cadenas que nos aten a postes imaginarios, descolgarnos las exigencias de años de espera, la espera por lo que jamás llamará al timbre.

No, no busques más sin razón, la alegría completa no existe, no tal y como la entendemos. Todo abrazo guarda un silencio doloroso, toda despedida unas ganas de reencuentro. Vés, piénsalo por favor, toda luz le aguarda su pequeño rinconcito de bella oscuridad. Abre la puerta de tu mente, y empieza a disfrutar de todo aquello que hasta ahora eran simples viajeros de tu rutina. Vive.


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