jueves, 18 de septiembre de 2014

Miradas ausentes...

Sentirse solo estando rodeado de personas, es una de las sensaciones más tristes que podemos llegar a experimentar. Hoy día no es raro encontrarse en esta situación, rodeados continuamente por personas, personas que hemos perdido nuestra identidad.

Nos hemos dejado llevar por nuestro ímpetu de avanzar, de ir a más, sin darnos cuenta que cada vez somos menos, eso, personas sociales. A día de hoy, un pequeño aparato al que le hemos bautizado como "móvil" se ha apoderado de nuestras vidas y les hemos dado el poder y el control de manejar nuestras alegrías, nos hemos vuelvo dependientes de este instrumento que nació con el propósito de hacernos más libres, menos dependientes y lo único que hace es asfixiarnos lentamente mientras juega con nuestra libertad.

Es triste pasear y encontrarte cada vez de manera más habitual como las relaciones humanas se han desgastado, no me gusta generalizar, pero es duro para el alma ver como jóvenes parejas apuran el postre mientras miran con caras de "zombies" la dichosa pantalla, obviando la compañía humana y real que tiene en frente de ellos.

Miradas ausentes, es lo que nos encontramos cada vez más a menudo. Asentimos con la cabeza ante preguntas que ni siquiera nuestro cerebro a procesado, pues es para nosotros más importante el mantener el "hilo argumental" con aquella persona que está a 2000 km de distancia, sin darnos cuenta que estamos creando aún más distancia con las personas que nos rodean.

La tecnología avanza a gran velocidad, pero por lo visto nosotros hemos decidido meter la marcha atrás...

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