martes, 2 de diciembre de 2014

Aquella pequeña gran puerta...

Oculta entre texturas armonizadas de una época pasada. Así se ocultaba para mis ojos aquella puerta al pasado, aquel relieve que mis manos recorrieron lentamente mientras los pliegues de aquella extraña puerta, me revelaban mil historias y me hacían participe de aquella época.

En una calle apenas transitada, en la que la iluminación es escasa desde el momento que el sol decide decir adiós, la puerta durante años se aprovechó de sombras alargadas para ocultarse ante miradas poco aventureras y dispuestas a conocer más allá.

Su pequeña apariencia y sus delicados detalles ocultaban, al acercarme a sentir la fuerza de siglos pasados, como en realidad su tamaño no era tal, y sus pequeñas imperfecciones en realidad ocultaban la belleza de lo extraño.

Muros cómplices de una belleza inusitada, de un recuerdo vivo entre sus piedras bajo un medio arco con líneas que marcan y definen su vejez expuesta ante todos. Roces y grietas en forma de pequeños agujeritos parecen exhalar voces de un pasado aún latente.

Quiero pensar que esa "falsa" puerta hoy, fue hace no demasiado, una entrada a un hogar familiar, en el que mientras calentaban al fuego la poca comida que les quedó del día anterior, se miraban con cara cómplice y sonreían bajo la poca luz que les entraba por la ventana situada por encima de sus cabezas, en una noche de luna creciente... como lo ha sido hoy.

Hoy, esa puerta de toscos muros y grandes piedras, llamó mi atención deseosa de compartir su historia, de hacerme participe de sus vagos susurros y su enorme recuerdo. Hoy me comuniqué con el pasado y me hizo entender el presente.

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